sábado, 27 de noviembre de 2010

TODA CLASE DE PIELES

TODA CLASE DE PIELES

Tras subir la historia de los hermanos Grima, toda clase de pieles, voy a subir esta otra historia, la cual es la misma, pero contada por Irune en clase y transcrita por mi, a través de las anotaciones que cogí y de la grabación de voz.

Había una vez en un lejano reino, un rey y una reina que se habían casado hacía poco y que estaban muy enamorados. El rey era joven y muy atractivo y la reina era la mujer más bella del mundo y se querían muchísimo, eran completamente felices y juntos fueron pasando y reinando los años. Pero cuando ya llevaban casi 10 años de casados, solo había un problema que enturbiaba la relación de los reyes y es que no habían tenido todavía ningún hijo que le sucediera en el trono. Por eso cuando la reina se quedo embarazada y se lo anunció a su marido, el rey se puso muy contento y se hicieron fiestas en palacio y todos se encontraban muy felices.
El caso es que el día que la reina dio a luz y tuvo una niña, la reina empezó a tener hemorragias que no eran capaces de cortar los médicos de la corte, y la reina empezó a morirse poco a poco desangrada y antes de morir le dijo a su marido que estaba a su lado, que ella sabia que el se tenia que volver a casar para tener un hijo varón que le sucediera en el trono, ya que solo tenían una niña. Pero le iba a poner una condición, y es que se tenía que casar con una mujer más bella que ella, el rey se lo prometió en su lecho de muerte y la reina murió. El rey se quedo muy triste, se consolaba con su hija pequeñita, iban pasando los años y el rey seguía triste y echando de menos a su esposa. Pero los consejeros le dijeron que se tenía que volver a casar porque necesitaban un heredero varón para el trono, y que lo que tenía que hacer era casarse y tener hijos y que uno de ellos reinara.
Al rey no le hacía mucha gracia pero como sabia que eran sus deberes de gobierno pues dijo que se casaría y para ello busco a una mujer tan bella o más bella que su esposa. Para esto pidió que se le mandasen todos los retratos de las princesas de todos los países, para ver cual era la más bella y con cual se podía casar, pero en los retratos vio que todas eran más feas que su mujer, por lo que las despreciaba a todas. Así iban pasando los años y cuando se terminaron las princesas, empezaron con las mujeres de las cortes de todos los países, pero tampoco encontraron a ninguna mujer más bella que la reina. El ya estaba cansado y desesperado, entonces buscaron por las  calles de las ciudades y los pueblos, pero no encontraron una mujer más bella que la reina.
Habían pasado ya 15 años desde que había muerto la reina y su hija se había convertido ya en una princesita, así es que el rey, un día que estaba jugando y hablando con su hija, la miro de otra forma, la miro como a una mujer y se dio cuenta de que la única mujer que había en el mundo que era mas bella que su propia mujer era su propia hija. Así es que como le había hecho la promesa a su mujer de que se casaría con una mujer más bella que ella, le dijo a su hija que se iban a casar.
La hija quería mucho a su padre pero nunca para casarse con el, pero el padre insistía en que ella tenia unas obligaciones y que se tenia que casar con el para tener un hijo varón heredero del trono.
Entonces ella como no le podía convencer, le puso una serie de condiciones. Le dijo que se casaría con el siempre que le consiguiera un vestido tan dorado como el sol, otro vestido tan plateado como la luna y otro vestido tan brillante como las estrellas. El rey le dijo que así seria y llamo a todos sus cortesanos y les dijo que le tendrían que encontrar el hilo de oro tan dorado como hubiera porque le tendrían que hacer un vestido tan dorado como el sol, también tendrían que buscar el hilo de plata mas fino y más brillante que hubiera porque le tendrían que hacer a su hija un vestido tan plateado como la luna, y tendrían que buscar la forma de hacer hilo de diamantes, porque le tendrían que hacer a su hija un vestido tan brillante como las estrellas.
Los sabios se pusieron a buscar el hilo más dorado del mundo, el hilo más fino del mundo y los brillantes más bonitos del mundo y la forma de convertirlos en hilo. Y después de un año, le entregaron al rey, el vestido tan dorado como el sol, el vestido tan plateado como la luna y el vestido tan brillante como las estrellas.
Cuando el rey se lo entrego a su hija, la cual pensaba que iba a tardar mas en conseguirlo, la hija se quedo asustadísima porque se tendría que casar con el.
Pero se le ocurrió una última idea y le dijo, bien, pero estos vestidos son para fiesta y yo tengo un capricho, quiero tener un regalo de compromiso, que será un abrigo que este hecho con toda clase de pieles, con un trocito de piel de todos los animales que existen en el mundo. El rey le dijo que así sería, y volvió a llamar a sus súbditos, sus consejeros,… y les pidió que cazaran en todo el mundo animales para que le dieran un trocito de piel de cada uno de ellos, para así poder hacer un abrigo con toda clase de pieles.
Pasaron dos años y el abrigo estuvo confeccionado. Era un abrigo muy grande que llegaba hasta los pies, que la cubrían por completo y como había muchos animales tenía mucho vuelo y tenía una capucha enorme con la que se podía cubrir completamente.
Era un abrigo raro pero muy bonito. El rey entonces se lo entrego a la princesa y cuando ella vio que había cumplido todas las condiciones que ella le había puesto para retrasar la boda, se metió en su habitación, cogió un saco, metió los tres vestidos, se puso su abrigo de toda clase de pieles, se tizno la cara y las manos que era lo único que no cubría el abrigo y se recogió el pelo que lo tenia tan largo, rubio y brillante tanto como el sol, para que no se le viera y se escapo por el bosque.
Las primeras noches durmió en el bosque y pasó mucho frío. Dormía donde podía, en los árboles o en alguna cueva que encontraba a su camino. Ella quería alejarse de su padre pero no sabía cuanto de lejos estaba porque en aquella época no había fronteras físicas, lo único que sabía eran los días y las noches que había caminado. Pero seguía preguntándose si su padre aún la podría encontrar, ya que como era rey podría hacer cualquier cosa para encontrarla y ella estaba aterrorizada por ello.
Estaba muy desmejorada, sucia y aunque de vez en cuando se lavara un poco con el agua de un río, su aspecto no era el mismo, y le aún seguía teniendo miedo a quitarse el abrigo y que la reconocieran como la hija del rey de aquel reino. Por esto intentaba no llamar mucho la atención.
Un día estaba caminando por el bosque y escucho ruido de caza, escucho a perros, a caballos, sonidos de espuelas… y se escondió en el hueco de un árbol tapándose con su abrigo. Pero un cazador que se bajo del caballo para hacer sus necesidades, vio en aquel árbol las pieles que cubrían a la princesa y se pensó que era un animal y cuando fue a disparar ella le dijo no me mates por favor, soy humana. Entonces el le pregunto quien era y ella le dijo que no lo recordaba, que lo único que sabia era que vivía como un animal asustado y que por favor no la matara. Entonces el cazador cuando vio que era una niña y que estaba muy sucia, le dio pena, la subió a su caballo y la llevo a un palacio de otro reino y cuando ella vio que no era el reino de su padre ella se quedo tranquila.
Como no sabia quien era ni como se llamaba, ella siempre que la preguntaban por su nombre, respondía que se llamaba toda clase de pieles. La llevaron a las cocinas para que ayudara al cocinero, y fue aprendiendo a hacer cosas. El cocinero al principio no la aceptaba y luego la fue viendo como a una hija y la fue ayudando y tratándola bien.
Aunque su vida transcurriera en las cocinas y su aspecto no fuera el de una princesa porque seguía con su abrigo de pieles y la cara y las manos tiznadas, aspecto que cuidaba cuando nadie la veía, de vez en cuando miraba al príncipe de aquel país. A pesar de que nunca se había podido acercar a el, ella se fue enamorando poco a poco de el.
Llego el momento donde los reyes decidieron que el príncipe de aquel país tenía que elegir esposa y casarse, y para ello se hicieron unos bailes para que el príncipe seleccionara a la princesa que quería que fuera su esposa.
Se decretaron tres días de baile. La primera noche del baile, ella tuvo mucho trabajo en las cocinas, preparándolo todo para que estuviera a punto para la gran fiesta. Pero cuando estuvo ya todo hecho prácticamente y solo quedaba el baile, le pidió al cocinero asomarse un poquito porque nunca había visto un baile y quería verlo. El cocinero acepto, con la condición de que no tardara mucho y de que nadie la viera. Entonces ella subió corriendo a su habitación, se lavo, se peino el pelo y se puso el vestido tan dorado como el sol. Cuando llego al baile, el príncipe la vio y solo tenía ojos para ella y estuvo bailando con ella toda la noche. Pero cuando vio que el baile estaba a punto de terminar se despidió de el y se fue corriendo a su habitación, se cambio el vestido por el abrigo, se tizno la cara y las manos, se recogió el pelo y bajo corriendo a las cocinas donde el cocinero estaba enfadado porque había tardado mucho y no le había dado tiempo ha preparar la sopa para subírsela al príncipe cuando terminara el baile. Así es que le pidió que se pusiera inmediatamente a hacer la sopa y le puso los mismos ingredientes que el cocinero, pero le añadió un ingrediente más que es el que ponen las madres, mucho amor.
La princesa tenía un colgante que cogió antes de salir del reino que era de su madre y que nunca se quitaba, y que estaba compuesto por una rueca de hilar de oro, por una devanadera y por el anillo de su madre.
Cuando tenia la sopa servida, lista para llevársela al príncipe, le echo la rueca de hilar de oro.
El príncipe se comió la sopa y cuando llego al final, vio que había una pieza de oro y le sorprendió que alguien de las cocinas pudiera tener un adorno de oro y de mujer. Entonces bajo a la cocina y le pregunto al cocinero que quien había hecho la sopa, y el cocinero le respondió que había sido el, como siempre, que si sucedía algo, que si la sopa estaba mala. El príncipe contesto que en absoluto, que estaba mucho más buena que de costumbre.
La segunda noche del baile sucede lo mismo, lo único que en vez de ponerse el vestido tan dorado como el sol, se puso el vestido tan plateado como la luna y se va a bailar con el príncipe. El príncipe bailo con ella toda la noche, pero cuando el baile estaba terminando se fue, se cambio y se bajo para las cocinas. El cocinero le dijo que hiciera la sopa, porque el día anterior le había gustado mucho. La hizo como el día anterior, le añadió mucho amor y en vez del colgante de la rueca de hilar de oro, le puso la medalla de la devanadera. Y se la subió a su habitación. El príncipe se la comió y cuando termino de comerse la sopa y vio la devanadera, bajo a la cocina y le volvió a preguntar al cocinero quien había hecho la sopa, obteniendo la misma respuesta que el día anterior.
La tercera noche del baile, la princesa le pide permiso al cocinero para ir a la fiesta y en este caso se pone el vestido tan brillante como las estrellas y se baja al baile. El príncipe la ve y pasa la noche con ella, pero como no quería que se fuera y quería casarse con ella, en un momento de distracción la deslizo por uno de sus dedos, uno de sus anillos. Ella no se dio cuenta  y cuando llego la hora de irse, se despidió de el y se fue. Como se le había echo mas tarde, se puso su abrigo de pieles encima de su vestido, se guardo el pelo y se tizno las manos, aunque hubo partes que no se tiznaron. Se bajo corriendo a las cocinas e hizo la sopa para el príncipe, poniéndole esta vez el anillo de su madre (símbolo de compromiso). Le subió la sopa al príncipe y cuando se iba a ir, este le dijo que no se marchara, que quería que se llevara ella mismo el plato, cuando el terminara. El príncipe se comió la sopa muy despacio y diciendo todo el rato lo buena que estaba. Cuando llego al final, le dijo es curioso porque el otro día me encontré una medallita, ayer me encontré otra y hoy me encontrado un anillo.
El príncipe se fue acercando a ella y ella se iba alejando. Y le pregunto que si sabia lo que era aquello que se había encontrado en la sopa y ella le dijo que no y él le cogiéndole la mano a la princesa, le dijo que era el compañero del anillo que el le había puesto en la mano esa noche durante el baile.
Le dijo que sabia que había estado escondida en las cocinas, pero que sabia que no era una fregona, porque no había ninguna fregona en el mundo que tuviera esa cara y ese pelo y le quito el abrigo y le dijo:
- No se quien eres ni me interesa, me da igual que seas rica, que seas pobre, ni de donde vengas, lo único que se es que quiero que seas mi esposa y espero que me aceptes.
Ella dijo que si. Se intercambiaron los anillos. Se casaron y fueron felices para siempre.

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